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Pitágoras y el nacimiento de la armonía

Una posible historia del Descubrimiento de la Armonía

Repican los martillos de la fragua. El choque de la maza de hierro sobre el yunque es atronador. Una suma de violentos ritmos metálicos ensordecen a todos los que pasan por ahí.

Algunos golpes son agudos como cuchillos y rechinan en el oido a ritmo muy lento y pesado. Otros parecen más graves, sobrios.

La combinación de todos genera un desconcierto sonoro, monótono y aplastante.



La gente huye de ese lugar ensordecedor, la herrería. Sin embargo, en la calle, un individuo se ha detenido a escuchar a escasos metros de la fragua. Lo hace con atención, como si escuchara una delicada melodía. Las personas que lo cruzan, piensan que debe estar loco.

Tras unos instantes se decide a entrar en la fragua. Los golpes de los martillos se detienen. el hombre misterioso está preguntando a los herreros.

Después el individuo examina los martillos. Los toma en sus manos, pesándolos y golpea el yunque con cada uno de ellos, poniendo atención al sonido que emiten.

PITAGORAS DESCUBRE LA ARMONIA

Los herreros no lo saben, pero ese hombre misterioso esa haciendo una investigación que cambiará la historia. Es Pitágoras, y está descubriendo las claves de la armonía.

De todos los martillos escoge cuatro, los que al golpear generan sonidos más importantes. Enseguida toma dos de esos cuatro y los hace sonar a la vez. El resultado es agradable. Repite la operación con otros dos. De nuevo el resultado de los impactos vuelve a ser curiosamente agradable, aunque diferente. Así va probando de dos en dos, y cuando ha terminado se asegura del peso de cada martillo. Acto seguido, sale corriendo de la fragua.

Al llegar a casa, toma pesos semejantes a los martillos y los cuelga de cuerdas desde el techo. Cada una de las cuerdas tiene más o menos tensión dependiendo del peso que las estira. La pulsación de cada cuerda produce vibraciones diferentes, más agudas o más graves.



Pitágoras estaba descubriendo que el tono de las cuerdas dependía de la tensión que provocaba el peso!!

Cuanto más peso, más tensión, y más agudo. Y cuanto menos peso, menos tensión, más grave.

Enseguida Pitágoras descubrió la relación de pesos.

  • Escogiendo un peso como medida, siendo el menor (6). A esta nota le podemos llamar Do
  • El peso mayor era el doble que el peso menor (12). O sea, la proporción 1/2. Esta nota sería el Do agudo, o sea, la Octava.
  • El tercero pesaba una vez y media el menor (6+3 = 9). O sea, la proporción 2/3. Esta nota sería el Sol
  • El cuarto superaba en un tercio al menor (6+2 = 8). O sea, la proporción 3/4. Esta nota sería el Fa.

Acaba de nacer la música.

A partir de estas investigaciones, Pitágoras consigue los cuatro sonidos clave en la construcción de la escala musical, que son el Primer Grado (Do), el Cuarto (Fa), el Quinto (Sol) y la Octava (Do agudo). El resto de notas se pueden conseguir aplicado la proporción 2/3 que genera la quinta nota. O sea, si tenemos el Sol y aplicamos de nuevo la proporción 2/3, obtendremos el Re. Luego, el La, Mi y por último el Si. Solo tenemos que ordenar las notas y ya tenemos la escala: Do – Re – Mi – Fa – Sol – La – Si – Do.

Lo increíble es que todas estas relaciones, surgen de los primeros cuatro números, el 1, 2, 3 y 4. Los mismos que forman la sagrada Tetraktys pitagórica, el símbolo sagrado de los pitagóricos, que representa la creación de todo lo que existe.

Utilizando los números que forman la Tetraktys, llegamos a las mismas proporciones matemáticas que generan los sonidos y la armonía.

La Sagrada Tetraktys

Puedes investigar mucho más y descubrir las proporciones matemáticas en el libro de Jaime Buhigas, la Sinfonía del Universo (Ver en Amazon)


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